Miles de personas son víctimas de la trata y de las nuevas formas de esclavitud, como el trabajo forzado, la prostitución y el tráfico de órganos. No cuentan con derechos ni garantías.
En el Mensaje para la Cuaresma, el 24 de febrero de este año, Francisco nos decía:
“…Si preferimos escuchar la voz persuasiva del «padre de la mentira» (cf. Jn 8,45) corremos el riesgo de hundirnos en el abismo del sinsentido, experimentando el infierno ya aquí en la tierra, como lamentablemente nos testimonian muchos hechos dramáticos de la experiencia humana personal y colectiva.”
“…Poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de la trata de personas en todas sus formas.”
Estamos en la situación actual de emergencia sanitaria, aislados y en cuarentena, con mucha gente sin trabajo y carente de alimentos. Sin embargo el mal y la corrupción de la violencia de género, del consumo de drogas, de gente en situación de calle y migrantes más vulnerables, no se detiene. No están aislados ni en cuarentena. Tampoco el delito de la trata de personas. Peor aún. Corremos el riesgo de que aumente.
Estas realidades nos llaman a la acción, no a la desesperación y menos a la indiferencia. Si está a nuestro alcance hacer algo, debemos hacerlo. Por lo menos rezar y generar conciencia propia y familiar o comunitaria, de que estas realidades nos incluyen a todos y como bien dice Francisco repetidas veces y sin cansarse “Nadie se salva solo”.
El pasado 30 de julio conmemoramos el Día Mundial Contra la Trata de Personas, una iniciativa promovida con el objetivo de crear conciencia de la situación de las víctimas de este delito y de promover y proteger sus derechos.
Para acompañar la iniciativa en Canal Orbe 21 entrevistamos al Mons. Juan Carlos Romanín sdb, Obispo emérito de Río Gallegos, miembro de la Comisión Episcopal de la Pastoral de Migrantes e Itinerantes que actualmente está trabajando en la Villa Itatí de la Diócesis de Quilmes.
¿Qué se está haciendo, cómo se está trabajando contra la trata y el tráfico ilegal de personas?
Primero tomar conciencia que es una realidad que nos golpea día a día y nos toca muy de cerca. Este tema de la desaparición de niñas y adolescentes es frecuente, y sabemos de muchos casos de varones que los han utilizado para la esclavitud sexual, el trabajo realmente denigrante. Hoy gracias a las redes sociales cuando desaparece alguien, salimos todos al cruce y se busca a esa persona, ante la desaparición las primeras horas son las más importantes. En estos tiempos, todo el mundo se tienen que enterar, salir a buscar y colaborar en la búsqueda.
¿Existe algún tipo de acompañamiento, espacio de contención?
Lo que hacemos como Comisión Episcopal de la Pastoral de Migrantes e Itinerantes abarca todo el país, con esta área de Trata y Tráfico. Aquí en la Diócesis de Quilmes dentro de lo que es la Vicaría de Solidaridad, existe lo que es el departamento de Trata. Hay laicos y sacerdotes que se ocupan de ayudar a las víctimas que están atrapadas por este delito. Tenemos lugares explícitos de atención y donde recibimos llamados, así todo el mundo está alerta sobre alguna desaparición de algún niño/a.
¿Considera que en estos tiempos se está profundizando, instalando en agenda, aún más, el tema?
Sí. Nosotros a nivel Iglesia tenemos el tremendo respaldo ejemplar y testimonial del Papa Francisco, quien tiene en su corazón a los migrantes y refugiados, y también el tema de la trata. Cuando habla no ahorra adjetivos, tiene calificativos muy fuertes ante este drama y nos pide a todos que por favor no nos callemos la boca, que nos involucremos, a pesar de las consecuencias. Vale la pena jugarse porque son muchas las personas que son salvadas.
Cabe resaltar que desde el año 2008 en Plaza Constitución, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se vienen realizando Misas en solidaridad con las víctimas de trata… ¿Qué recuerda de las mismas?
Son momentos muy fuertes. Las misas son al aire libre y mirándonos las caras todos los hermanos, hay mucha unión, escucha. Siempre se habla abiertamente sobre lo que es el tráfico y trata de personas, todo el mundo que pasa por ahí se entera de que porque estamos ahí.
Muchas veces se sumaban cartoneros… ¿es así?
Claro. Siempre se suma ese sector de la población que son los cartoneros, con los cuales trabajamos codo a codo en diferentes cooperativas (Coopetativa Cartoneros “Villa Itatí”, Quilmes). Son los pobres más pobres los que sufren, es por ello que tenemos que estar, acompañar, escuchar, ayudar, contener… El tráfico de trata y tráfico no es solamente a nivel de explotación sexual, sino también explotación laboral.
Quería compartir con usted la siguiente expresión del Papa Francisco: “... la trata de personas desfigura la humanidad de la víctima, ofendiendo su libertad y dignidad, pero, al mismo tiempo, deshumaniza a quien la comete…”. ¿Qué lectura hace al respecto?
Claro que sí. Porque destruyen a las personas, sobre todo a las mujeres y niños. Les quitan la identidad, los esclavizan, y en eso Francisco no duda en denunciarlos.
Que el Señor que sufre con el que sufre y padece con el que padece, nos ayude a asemejarnos a Él, atendiendo los heridos como Él quiso atendernos y cuidarnos a nosotros.
Te puede interesar
Reviví